Para realizar las tareas diarias los trabajadores se ven expuestos a diversos tipos de riesgo, y dentro de ellos se encuentran los riesgos físicos ocasionados por las condiciones climáticas del lugar donde precisamente desarrollan las trabajos.
Los fenómenos meteorológicos adversos son condiciones atmosféricas capaces de producir daños a las personas y pérdidas materiales, ya sea de manera directa o indirecta. El sector de las obras civiles (construcción, etc.) tiene mucha relevancia, precisamente porque muchas de sus tareas se realizan al aire libre, por lo que los trabajadores quedan expuestos durante gran parte de la jornada laboral al viento, lluvia, nieve, radiaciones solares directas o más comúnmente al frío o calor intensos.
Como sabemos, numerosos daños o enfermedades pueden derivar de estas exposiciones, solo para mencionar unas pocas podemos enumerar: resbalones, insolaciones, congelamiento, quemaduras en la piel, etc., sobre todo en casos extremos.
Todos estos riesgos se deben tener en cuenta tanto en la "evaluación de riesgos de los puestos de trabajo" como en la "planificación de las actividades preventivas". Si bien muchas tareas no pueden evitarse porque todas están insertas dentro de un sistema productivo, lo que si es posible evitar son los daños a la salud de los trabajadores, tomando las medidas preventivas correctas.
Los empresarios deben tener claro que el hombre puede sobrevivir y actuar en condiciones externas muy diversas, pero solo en un ambiente favorable puede realizar una tarea sostenida y eficiente, y permanecer en buenas condiciones de salud (Creus; Mangosio; 2011:137).
Además los factores de riesgo nunca se presentan aisladamente, muchos interactúan en el entorno de trabajo ya que están presentes al mismo tiempo y sus efectos nocivos se pueden potenciar. La alteración o pérdida de la salud no siempre obedece a una sola causa, sino a distintos factores presentes en el medio ambiente laboral.
En estos casos una actuación profesional correcta depende de una planificación que contemple las condiciones climáticas en las que se van a realizar las tareas diarias y sus diferentes operaciones, con el fin de evitar primeramente daños a la salud de los trabajadores, y en segunda instancia deterioros de las instalaciones y equipos de trabajo, como así también interferencias y retrasos en la producción.
Aunque los fenómenos meteorológicos son inevitables, en su mayoría pueden ser previstos con suficiente antelación como para tomar medidas destinadas a paliar sus efectos adversos en la salud e integridad de los trabajadores y en el desarrollo general de la obra.
El plan de Seguridad y Salud puede incluir un apartado donde se analicen las tipologías climáticas de la zona donde se localiza la obra y se detallen las medidas de precaución que deban adaptarse según las circunstancias. Dependiendo de la región del país donde se esté trabajando se pueden contemplar los siguientes fenómenos:
Temperaturas extremas
Los excesos de calor y frío son los fenómenos que tienen mayor peso cuando se habla de factores de riesgo climático. La exposición a altas temperaturas puede derivar en una deshidratación, golpe de calor, etc.; mientras que la exposición a bajas temperaturas puede derivar en hipotermia y en problemas circulatorios, reumáticos, etc.
Viento
De fundamental importancia cuando los trabajadores realizan trabajos en altura, sobre andamios, plataformas o escaleras. Por encima de unos determinados valores de la velocidad del viento se deben suspender las tareas. Además hay que valorar la velocidad del viento cuando se utilizan equipos para elevar cargas, por el peligro de vuelco o desprendimiento.
Lluvia, nieve, granizo.
Cuando se producen precipitaciones de lluvia, nieve o granizo, se dificultan los trabajos y se tornan más complejos porque se reduce la visibilidad, se dificulta el tránsito de vehículos, etc. Además, si estos fenómenos son persistentes se pueden producir deslizamientos o desprendimientos de terrenos, sobre todo en tareas de movimientos de tierra (excavación, terraplenado, etc.).
Hielo
Después de una precipitación de lluvia o nieve, si las temperaturas son muy bajas, se forman capas de hielo generando superficies deslizantes.
Radiaciones solares
La exposición directa al sol puede tener consecuencias sobre la salud de las personas que trabajan a la intemperie, sobre todo por el tiempo de exposición. Los efectos pueden ser desde quemaduras solares hasta el aumento de la probabilidad de cáncer cutáneo, melanomas, cataratas, etc.
Niebla
Provoca una disminución de la visibilidad necesaria para la conducción de vehículos o equipos mecánicos de carga. También en la percepción del entorno y de las señales en tareas que no impliquen el manejo de móviles.
Tormentas
En trabajos a la intemperie durante tormentas eléctricas pueden ocurrir accidentes por la caída de rayos, y pueden resultar seriamente dañadas algunas instalaciones sensibles a las descargas eléctricas.
Fuentes:
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