En la evaluación de puestos de trabajo es fundamental conocer la respuesta y adaptación del cuerpo humano a distintas situaciones. Una de las situaciones que reviste cierta complejidad por la cantidad de variables que intervienen y porque afecta al organismo en su conjunto (no a órganos o sistemas fisiológicos determinados) es la exposición a temperaturas que se alejan bastante de los valores que la mayoría de las personas considera como confortables.
El hombre funciona como un sistema térmico, donde es
imprescindible lograr un equilibrio, tratando de compensar las pérdidas de
calor que se producen desde el cuerpo hacia el aire que lo rodea, y las
ganancias de calor provenientes de distintas fuentes (producción interna de
calor, radiación solar, etc.). Un edificio también funciona como sistema
térmico, donde su forma, diseño y componentes controlan y modifican los flujos
de calor como: la radiación solar, el viento y el impacto de las variaciones
diurnas de temperatura (Gelman; 2001:1).
Nuestro trabajo no solo consiste en abordar la problemática
del ambiente térmico laboral en sí mismo, sino también comprender el complejo
problema de la interacción entre el medio ambiente de trabajo y el trabajador,
ya que frecuentemente la lectura de artículos científicos impide tener una visión
de conjunto. Así como en la climatización de un edificio se estudia la relación
entre las condiciones ambientales, los materiales de construcción y el interior
de las habitaciones; en los casos de tensión térmica se estudian las
condiciones ambientales, la actividad física que desarrolla el trabajador, y las
características de la ropa (indumentaria que porta). Todas estas variables son
significativas y se deben tener en cuenta, también pueden existir otras cuya
influencia puede despreciarse.
Sintetizando podemos decir que la respuesta del cuerpo humano
dependerá tanto del funcionamiento termorregulador de la persona como de las
condiciones externas: temperatura, humedad y velocidad del aire, radiación
directa (ya sea solar o de otro foco); influencia de la vestimenta; y del trabajo
que esté realizando.
La manera más eficiente para evaluar si un ambiente es
riesgoso es tomar mediciones fisiológicas en el trabajador, las mediciones (ritmo
cardíaco, temperatura de la piel, temperatura interna, pérdida de líquidos por
sudoración) deberían realizarse durante el desarrollo de su actividad.
Si bien es el método que mejor interpreta el comportamiento
de un individuo sometido a carga térmica, y es personalizado, para evitar la
incomodidad y los errores por sugestión debidos a la toma de valores
fisiológicos durante el desarrollo de la tarea, la metodología menos
conflictiva y de mayor practicidad consiste en realizar una simulación del
comportamiento térmico del ser humano y de la ropa que utiliza, y cuanto mayor
sea el conocimiento de estas variables, y de cómo y cuánto afectan a la respuesta
térmica obtenida, mejor se podrá cuidar, con capacitación, protección y
regulación de horarios, a los trabajadores que deban hacer frente a situaciones
extremas. Se podrán establecer una serie de límites saludables y de confort en
diferentes situaciones cotidianas o incluso diseñar tejidos especiales para resistir
las condiciones atmosféricas más adversas.
Estas situaciones también pueden complementarse con el
estudio y análisis que se realiza sobre deportistas que se someten a
situaciones extremas, ya sea de temperatura, indumentaria o de actividad
física.
En cualquiera de los casos la disponibilidad de una
herramienta informática que sirva para simular el comportamiento térmico del
ser humano permitirá ahorrar mucho tiempo, costo para la empresa, y malestar
para los trabajadores. Sin embargo no se puede dejar de mencionar que el uso de
simuladores exige un alto profesionalismo y rigurosidad en el ingreso de los
datos, sería el equivalente al uso de un software de cálculo para un ingeniero
civil. Siempre hará falta el buen criterio profesional.
Actualmente existe el simulador del INSHT español, muy práctico y didáctico, que está disponible para un uso online, pudiendo imprimir o guardar los datos utilizados y los resultados obtenidos.
Fuentes:
- Romeo, L.; Pastor, M. (2004). Simulación del comportamiento térmico del ser humano. CIRCE. Universidad de Zaragoza.
- Imagen.
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